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Miedo al rechazo: Parejas Serodiscordantes.

Todos mis pacientes seropositivos me hablan siempre del miedo a ser rechazados. A enamorarse, implicarse emocionalmente y que, llegado ...

Todos mis pacientes seropositivos me hablan siempre del miedo a ser rechazados. A enamorarse, implicarse emocionalmente y que, llegado el momento de hablar de su seropositividad, el otro salga corriendo. En estudios que hemos realizado sobre qué partes de la vida se ven afectadas por el hecho de tener VIH, la de poder tener novio era la situación en la que más condicionados se sentían.

Y en los talleres para recién diagnosticados que realizamos cada año, hablar de ser seropositivo con un candidato a novio era una de las mayores preocupaciones. De hecho, cada vez que trato en mi consulta un hombre seropositivo recién diagnosticado, entre los primeros temores que me expresa siempre está el de “y, ahora, ¿quién me va a querer?”. Para ellos, para que sean asertivos en la búsqueda del amor que todos merecemos y para los seronegativos que no queremos que un virus nos condicione el amor, he escrito este artículo.

Cada vez hay más parejas en las que uno vive con VIH y el otro no. Son las llamadas parejas serodiscordantes. Algunas llevan más de 20 años juntas, y teniendo sexo seguro, permanecen sin transmisión entre ellos. Actualmente el VIH/SIDA se ha convertido en una enfermedad crónica, gracias a los tratamientos cada vez más eficaces. Esto permite vivir una relación larga, sin estar obsesionados por las consecuencias de la enfermedad, y teniendo un sexo bastante completo, excepto por el mantenimiento de las precauciones para evitar una transmisión.

El hecho de que uno sea seropositivo y el otro no, hace que se viva la relación de forma diferente. Quizás el que es seronegativo, puede sentir culpa, por su suerte, (es un fenómeno paradójico, pero frecuente: ¿por qué a mí no?), o sentirse responsable de cuidar al otro, y tenga miedo de que pueda desaparecer antes de tiempo. También puede sentir rabia, si su pareja se contagió en una relación con otro, y darle vueltas al riesgo de haberse podido contagiar al no haber usado preservativos en sus relaciones.

Ambos (aunque principalmente el seropositivo) van a tener que vivir las fases del duelo al conocer que uno está contagiado. Esto implica múltiples fases como momentos de negación, de rabia, de falta de aceptación, de confusión, de depresión, y por fin, de aceptación de la nueva situación. El compañero tendrá que estar a su lado y tolerar momentos malos, hasta que se pasen. Dar cariño, comprensión, y participar de todos los pasos que tiene que dar su pareja para enfrentarse a la infección: visitas al médico, análisis, búsqueda de información, contacto con grupos o asociaciones de apoyo, etc.

El seronegativo tiene que informarse para tener muy claros los riesgos de contagio y no exagerarlos, pero tampoco negarlos. Es muy normal que a causa del amor que se tengan, la pareja tienda, con el tiempo, a familiarizarse con el tema y no quieran asumir que hay riesgos, y que tienen que estar protegiéndose de ellos.

Es verdad que la infección es como un tercero que estorba permanentemente los encuentros sexuales, pero que no va a dejar de estar ahí porque no se piense en ello. Hay que automatizar los hábitos de protección, para actuar, responsablemente, siempre, negociando; realizando sexo seguro; o negociando en todo caso los riesgos. Que no haya excusas como que “estábamos bebidos” o “fue una calentura” o “ya estamos cansados de tantos cuidados”. En caso de rotura de preservativo o de sexo con riesgo, existe un tratamiento llamado PPE (Profilaxis Post-Exposición), que debe comenzarse entre 6 y 72 horas tras la exposición al virus.

Puede haber un deseo inconsciente de contagiarse, por parte del seronegativo, como una forma de estar más unido al otro. En otros casos puede ser para así eliminar el temor al contagio y la tensión. Pero si ambos fueran seropositivos deberían evitar el contagiarse con otras cepas del virus (re-infección), que pueden activar la enfermedad, o contagiarse de otras infecciónes de transmisión sexual.

Utilizar una barrera protectora no impide una entrega total. Esta entrega no tiene que incluir el riesgo a infectarse, innecesariamente.Se puede desarrollar una vida sexual plena a pesar de no realizar prácticas de riesgo. Es cuestión de cuidar la vida erótica, desarrollarla con fantasía y responsabilidad. (Y de hecho es lo que hay que hacer con cualquier posible pareja, pues de entrada no sabemos su estado serológico, e incluso la posibilidad de contagio de otras ETS).

CUANDO UNO SE ENAMORA LO HACE DEL OTRO Y SUS CIRCUNSTANCIAS. 
UNA CIRCUNSTANCIA PUEDE SER: SER SEROPOSITIVO. 

Una pareja serodiscordante puede llevar adelante una relación próspera y sin contagio entre sus miembros, incluso disfrutante de una vida sexual activa y plena.

Ale K

* Ale K es licenciado en Psicología y Abogado (UBA), psicoanalista y coordinador de grupos de reflexión. Trabaja con pacientes HIV, con parejas y varones gays.
Es comunicador radial distinguido por divulgar la cultura lgtb. 
*Tratamientos analíticos: Individuales adolescentes y adultos; parejas y grupos. 
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